¿Qué hacer si mi gato no mueve la cola por una fractura?
Son muchas las causas por las que un gato se puede fracturar la cola, como por ejemplo la mordida de otro animal o un tirón demasiado brusco. La ubicación de la lesión es el factor que determina su gravedad. Si por ejemplo se encuentra ubicada en las primeras vértebras, el animal puede sufrir problemas en la motricidad y en la regulación del esfínter.
La cola del gato es una extensión de su columna vertebral. Se compone de entre 14 y 24 vértebras móviles que reciben el nombre de vértebras caudales. Su tamaño disminuye de forma progresiva hacia la punta.
Si presencias el accidente del gato debes llevarlo inmediatamente al veterinario. Claro que también puede darse el caso de que no hayas visto que el animal se ha fracturado la cola, pero observas algunos cambios en su comportamiento. Hay casos en los que la desviación de la cola es evidente. Cuando esto sucede, por lo general el gato pierde movilidad y huye cada vez que quieres tocarle la cola. Si la fractura ha afectado a la regulación del esfínter, puede sufrir incontinencia.
¿Qué tipo de lesiones existen en la cola del gato?
La fractura puede estar localizada en la punta de la cola. Si es así, la recuperación es muy sencilla y en la gran mayoría de casos el gato sólo necesita analgésicos para el dolor. Aún así, debe estar en observación porque pueden aparecer complicaciones, como hinchazón o fiebre.
Si la fractura está en el medio de la cola, es el veterinario quien debe realizar un chequeo exhaustivo para determinar la gravedad de la lesión. En el peor de los casos, el gato tendrá que ser intervenido quirúrgicamente para amputar la cola si los nervios están dañados.
Cuando la fractura está cerca de la base de la cola es muy probable que los nervios estén dañados, lo que podría afectar al control del esfínter y de la vejiga. Si los nervios únicamente se han estirado, el gato sufrirá una parálisis de carácter temporal.
Es importante prestar atención a cualquier signo de alerta y cambio en el comportamiento de los pequeños felinos. Tú conoces mejor que nadie a tu mascota, así que te resultará fácil reconocer cuándo hay algo que no va bien.
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